5 técnicas para controlar las emociones

junio 18, 2020

Uno debe conocerse a sí mismo para relacionarse con éxito con los demás.

Cuando hablamos de gestión emocional y control de las emociones, nos referimos a emociones realmente estresantes e incapacitantes. Aquellas que nos provocan la pérdida de control. 

 ¿Es posible tener control sobre las emociones o debemos resignarnos a que dominen nuestras acciones?


A nadie le gusta sentir que pierde el control, ni tener que gritar o dar un golpe, ya que las consecuencias acaban siendo nefastas, y entre otros aspectos, afectando a las relaciones que tenemos con aquellas personas que apreciamos.

Carretera de los Silos, Tenerife


Considerando que la vida va de sentir emociones constantemente y que esto es exactamente, lo que conforma la riqueza de nuestra vida. Hemos de apreciar todo tipo de emociones, identificarlas y darles el significado que realmente merecen.

Los emociones vienen y van, aparecen decepciones o alegrías cuando menos lo esperamos. 

¿Te has preguntado alguna vez porque hay gente que es capaz de hablar en público? 


Parece que sea un don innato que algunas personas poseen, sin embargo la competencia verbal y oral también se construye. 

¿Has visto alguna vez gente que en una discusión se deja llevar por la ira y otros sin embargo mantienen la calma?

Entonces hablamos del auto-control,  ¿decides tú como controlar tus emociones?

Los problemas existen sí, y hay que afrontarlos. La paz interior no es la ausencia de problemas, es la capacidad de tratar con ellos, de saber gestionarlos.

Para aprender a controlarlos, hemos de profundizar en las causas de lo que nos provoca estar así, y no tanto en los síntomas.

Si estamos exponinedo un tema en público, nuestro estado fisiológico es de nervios y ansiedad, sudoración de manos... Por lo que podemos enfocarlo de dos maneras, ya que la forma en la que reaccionas frente a una emoción, condicionará como actúa sobre tí.


Ante los nervios inevitables de hablar en público, podemos interpretarlo de dos maneras:


 La primera, será la de interpretar los nervios como algo negativo, como un sufrimiento que nos dice que salgamos corriendo de allí.

La segunda, por el contrario, es la interpretación de esos nervios cómo una energía del cuerpo para ponerse en movimiento y estar activo ante esa presentación en público. Lo que provoca que con esa excitación y esas ganas, tengamos más éxito.

De ahí la importancia de atender el modo en el que interpretamos las cosas que nos suceden, incluidas las más adversas y decepcionantes.

Una emoción no causa dolor. La resistencia o supresión de una emoción causa dolor. Frederick Dorson

Punta del Hidalgo, Tenerife
 

¿Qué técnicas utilizar para gestionar las emociones?


1. Tener la capacidad de expresar los propios sentimientos, de manera adecuada, tranquilos, teniendo en cuenta la perspectiva del otro, y con auto-control de la situación.

2. Anticiparnos a estas sensaciones poco placenteras, como nervios, ansiedad... y buscar soluciones, interpretándolas de manera positiva, antes de que aumenten.

3. Come o bebe algo, esto nos aporta energía calórica, una bebida refrescante, por ejemplo. Lo cual provoca sensación de calma y satisface la necesidad primaria de hambre.

4. Técnica de la caja vacía. Encuentra los motivos que te han llevado a tener esa sensación y escríbelos. Autoexigencia laboral, victimización por discursiones... y sácalos fuera (a la caja), ya que no tienen utilidad. Hacer un trabajo interno sobre nosotros mismos nos va a permitir, tener el control sobre lo que sabemos de nosotros.

5. Hablalo más tarde. Si no tienes clara alguna decisión y te está provocando malestar, déjala para más tarde. A menudo las sensaciones suelen disminuir en intensidad, y podremos tomar decisiones o actuar de manera más calmada pasado un tiempo.


Di lo que te molesta cuando te molesta, no cuando te harte; para que puedas decirlo con tus mejores palabras y no cometas el error de expresarlo con tus peores ofensas.

Nuestras emociones pueden ser nuestra mayor fortaleza o nuestra mayor debilidad

Como explicaba el psicólogo estadounidense B.F. Skinner.
"Un fracaso, no es siempre un error, puede ser simplemente lo mejor que se puede hacer en esas circunstancias. El verdadero error es dejar de intentarlo"








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