Historia de uno que hizo un viaje para saber lo que era el miedo

mayo 17, 2020

Que nos estamos perdiendo por miedo a perder...

Pico de coronas y glaciar del Aneto, desde la cumbre del Aneto, Huesca.

Está comprobado que el miedo a la pérdida es más fuerte que la esperanza de ganar algo de valor similar. Ese temor se puede dividir en dos vertientes, perder algo que ya tenemos, o perder la oportunidad de tener algo que deseamos.

Si estoy interesado en cambiar de casa, me dará miedo perder cosas que ya tengo organizadas en mi vivienda actual. Es ese cambio en la estabilidad lo que nos provoca el vértigo. 

Si estamos comenzando una relación de pareja y no nos atrevemos a seguir hacia delante por miedo, podemos perder una oportunidad de algo que deseamos. O si por el contrario, vemos que nuestra pareja actual tiene un camino diferente al nuestro, surgirá el miedo por la pérdida que eso implica.

Si tenemos la posibilidad de cambiar de trabajo, sentiremos temor por perder condiciones, compañeros e incluso el recorrido que hemos hecho para llegar hasta él. De aquí viene el dicho "más vale bueno conocido que malo por conocer".

A veces nos agarramos a un clavo ardiendo para no cambiar lo que tenemos, por miedo a la posibilidad de que las expectativas que nos asustan, puedan hacerse realidad. Sin embargo es necesaria una dosis de riesgo, de entender el miedo, aceptarlo y lanzarnos. Esta perspectiva nos ayuda a que si es necesaria una caída, sea de forma suave, podamos soportarla y volver a comenzar de nuevo. Pues se trata de una perspectiva de ensayo - error la que nos hace prosperar

¿Y si no existiera el miedo?

Si no existiera el miedo, actuaríamos de manera arriesgada constantemente y estaríamos poniendo en peligro nuestras vidas. 
El miedo actúa como un flotador salvavidas, tiene la función de asegurar nuestra supervivencia. Sin embargo en ocasiones, es necesario ponerle límites, comprenderlo y aceptarlo, para poder alcanzar nuestros objetivos.


Historia de uno que hizo un viaje para saber lo que era el miedo.

Juan se lamentaba de no saber lo que es temblar. Cómo quería saberlo salió dispuesto a correr aventuras esperando toparse en alguna de ellas con algo que le hiciera sentir miedo. De nada le sirvió el encuentro con el ogro o con la bruja. Finalmente cuando su mujer, con objeto de darle lo que tanto tiempo llevaba buscando, derramó sobre él una jarra de agua fría mientras dormía, por fin Juan pudo temblar. Aunque seguía sin saber lo que era el miedo...                                                                                                                                                                                -.Cuento de los Hermanos Grimm-



Es completamente normal sentir ansiedad, miedo y preocupación. Son emociones que todos sentimos cuando percibimos que algo puede ponernos en peligro.

Nuestro sistema de supervivencia se encuentra ahora bombardeado de imágenes de gente enferma, hospitales, datos sobre fallecimientos diarios, pérdidas económicas, incertidumbre y falta de recursos para hacer frente a la situación. Por lo que es normal que experimentemos angustia y busquemos los medios para salir de la situación.

Si realmente perdemos tantas cosas por miedo ¿de qué sirve? 

Paso de Mahoma, pico del Aneto, parque natural Posets y Maladeta, Huesca.
El miedo es una de las emociones básicas, primarias y universales.

Es por eso que cuando nos dan un susto, reaccionamos de manera inmediata. O incluso cuando vemos una rama con forma de serpiente en el suelo, damos un salto. Aunque esta no suponga un peligro real para nosotros. 

El miedo también nos señala e indica, mediante el cuerpo, que cosas son beneficiosas o no para nosotros. Incluidas las sensaciones que tenemos antes de tomar una decisión. Cuando explicamos algo o decimos lo que pensamos, el miedo juega un papel fundamental, ya que influye en la manera que tenemos de relacionarnos.

¿Dónde nace el miedo?

Cuadro de Al.M

En nuestro cerebro tenemos una zona denominada amígdala, donde se procesa gran parte de la información que recibe del exterior (olores, sonidos, imágenes). 

La amígdala está directamente conectada con la médula espinal porque su misión es darnos la capacidad de responder de inmediato a una amenaza, sin que sea necesario que el córtex frontal, la parte racional de nuestro cerebro, intervenga en dicho proceso.

Las señales que son emitidas por la amígdala llegan al hipotálamo, donde se libera una hormona que a su vez libera el cortisol, la hormona del estrés. Una vez que ésta hormona se libera, comenzamos a sentir todos los síntomas del miedo, como el aumento de la frecuencia cardíaca, la dilatación de las pupilas, la aceleración de la respiración, etc.

Es esta activación de la amígdala la que nos lleva a sentir miedo o angustia ante determinadas situaciones que, aunque en sí mismas no conlleven riesgos para nuestra supervivencia, como una reunión social, si que nos pueden causar un daño emocional.

Si una persona ha tenido una mala experiencia en una reunión social, esta experiencia se almacena en el cerebro y la próxima vez que nos expongamos a esta situación la amígdala se activará.

Tendencias científicas: Lidiando con la psicología del temor a lo que vendrá.

Después de medidas severas en la situación actual de COVID-19, vendrá la fase de mayor estabilidad o adaptación, en la que el cerebro verá disminuido los ataques de ansiedad o pánico porque se va a ir adaptando a la nueva situación.

Sin embargo durante un tiempo existirá la desconfianza, las reticencias a aglomeraciones y el miedo a besos o abrazos que antes vivíamos sin ansiedad, ya que sentiremos falta de garantías.


¿Tienes miedo a contagiarte?, ¿Miedo a relacionarte con gente?, ¿Miedo a ir a trabajar?,  y ¿a ir a comprar?

No eres el único al que le sucede, en este caso, está la existencia de un temor a algo real, el COVID-19. Por lo que hemos de colocarnos en el centro de nuestras vidas y encontrar un balance entre lo que nos protege y lo que nos beneficia.

Miedo o fobia. Aprende a diferenciarlos.

Existen dos tipos de miedos, el miedo disfuncional, es aquel que te entorpece a la adaptación al medio. Y el miedo útil, que se adapta a la situación de alerta en casos de riesgo, evalúa y toma medidas para seguir avanzando.

El psicólogo especialista en Psicología Clínica Francisco Conesa Beltrán concreta en una entrevista con Infosalus que el miedo es "una respuesta normal y adaptativa ante una situación u objeto que representa un peligro real". Por lo que esto sería un miedo funcional.

Las fobias son un tipo de miedo disfuncional, llevado al extremo. Pueden ser hacia un objeto específico, un animal, un entorno o una situación. Que nos dificulta nuestra vida diaria.
Es un tipo de desorden de ansiedad que puede precipitar en un ataque de pánico.

La clave es saber diferenciar entre un miedo adaptativo, un miedo desadaptativo y una fobia; ya que solo el primero es funcional y los otros pueden obstaculizar seriamente la vida cotidiana de una persona. Impidiéndonos alcanzar objetivos.

Así que mantener la idea de equilibrio es fundamental.

7 SECRETOS PARA VENCER EL MIEDO

1. Enfocarnos en el presente.
Disfrutar del tiempo que tenemos para hacer cosas que antes no hacíamos. 

2. Háblalo con familiares y amigos. Ya que las relaciones personales son esenciales para mantener la perspectiva, animarnos y distraernos de los temas que nos preocupan.

3. Normalizar los sentimientos de angustia o miedo.
Como ya has leído el artículo, sin estos nos pondríamos en peligro.

4. Realizar una exposición progresiva a aquello que se teme, saliendo poco a poco de nuestro caparazón y enfrentándolo con nuevos aprendizajes.

5. Así pues es necesario ser más flexibles, y plantearnos que nunca debe darnos miedo tratarnos como una prioridad, es nuestra responsabilidad.

6. Atender a recomendaciones personalizadas para cada grupo poblacional.

7. Si sientes que los síntomas afectan a tu equilibrio vital, no dudes en escribirnos.


Aunque el miedo tenga más argumentos, escoge siempre la esperanza.


Séneca.

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